lunes, 18 de noviembre de 2013

Luis Goytisolo gana el Premio Nacional de Letras 2013


El escritor ha sido galardonado por “su comprometida búsqueda de nuevos territorios literarios”
El escritor catalán Luis Goytisolo ha sido galardonado hoy con el Premio Nacional de las Letras Españolas del presente año, otorgado el Ministerio de Educación y Cultura para distinguir la obra de un autor cuya “labor literaria esté considerada como parte integrante del conjunto de la literatura española”.
El jurado ha valorado “la obra narrativa de Goytisolo, siempre comprometida con la búsqueda de nuevos territorios literarios y su magna tetralogía que supone un hito en la reciente historia de la novela española al aunar historia, narración y reflexión literaria”.
Luis Goytisolo es el hijo menor de una familia de escritores, que tiene a su hermano Juan como otro de los referentes de la literatura actual española en el ámbito del ensayo.
Luis fue uno de los miembros más activos del Círculo de Barcelona, núcleo básico y germen de la Generación del Cincuenta. También ha sido colaborador habitual de prensa nacional y extranjera, director de la revista ‘Letra Internacional’ y guionista de documentales producidos por TVE como ‘Índico y Mediterráneo’.
Con este premio Luis culmina una carrera plagada de galardones como el Premio Ciudad de Barcelona (1977), el de Crítica de Narrativa en Castellano, el de la Fundación Pablo Iglesias, el Nacional de Narrativa (1993) y el Anagrama de Ensayo (2013).

sábado, 26 de octubre de 2013

ANTONIO MUÑOZ MOLINA
 PREMIO PRICIPE DE ASTURIAS 2013
Escribir empieza siendo casi siempre un sueño o un capricho o una vocación imaginaria. Pero el sueño, el deseo, el capricho, no llegan a cuajar en nada si no se convierte en un oficio. Un oficio, cualquier oficio, requiere una inclinación poderosa y un largo aprendizaje. Un oficio es una tarea que unas veces resulta agotadora o tediosa por la paciencia y el esfuerzo sostenido que exige, pero que también depara, cuando las cosas salen bien, momentos de plenitud, y permite entonces la recompensa de un descanso que es más placentero porque se siente bien ganado, al menos hasta cierto punto. Digo hasta cierto punto porque todo el que se dedica plenamente a un oficio sabe que siempre hay una distancia grande entre las mejores posibilidades de un proyecto y su realización, igual que hay descubrimientos con los que no se contaba. Un oficio es una tarea práctica: uno hace algo que le gusta y que a costa de aprendizaje y empeño ha logrado hacer con cierta garantía de solvencia, pero no lo hace para sí mismo, por mucho que esa tarea la haga a solas y que en el simple hecho de llevarla a cabo haya una satisfacción privada. El resultado que se obtiene de ella alcanza una existencia objetiva, independiente de quien la realizó, y pasa a integrarse beneficiosamente en las vidas de sus destinatarios: un instrumento musical o una partitura, una herramienta, una mesa, una historia, un cuaderno, un cuadro, un cuenco de barro, una fotografía, un hallazgo científico, un paso de danza, la cura de una enfermedad, un prodigio deportivo, un plato bien cocinado, una pirámide de alcachofas en el escaparate de una frutería.
Hay algunas singularidades en el oficio de escribir, como las hay en cualquier otro. La primera es que la necesidad humana que satisface es una de las más intangibles, aunque también una de las más universales: la de saber historias y la de contarlas, es decir, dar una forma inteligible al mundo mendiante las palabras. Una historia, de ficción o no, propone un modelo universal de un cierto campo de la experiencia a partir de la observación de los datos particulares de la vida. Del mismo modo actúa el científico, elaborando modelos teóricos derivados de la observación y la experimentación, que sirvan, doblemente, para explicar y predecir. En las sociedades primitivas o antiguas el mito es el modelo de explicación y predicción de los comportamientos humanos. Nuestra variedad moderna del mito es la ficción, en todas sus variedades, desde las más banales, más toscas, más comerciales y efímeras, hasta las más hondas y exigentes, desde la telenovela y el videojuego a Don Quijote o Moby-Dick o a un cuento de mi querida Alice Munro.
Nos dedicamos, pues, a un oficio más antiguo y más útil de lo que parece. También a un oficio mucho más incierto. Porque en él, y esta es su segunda singularidad, la experiencia no ofrece ninguna garantía, y puede haber una divergencia escandalosa entre el mérito y el reconocimiento.
Quien escribe sabe que ha de dedicar a su oficio tantas horas y tantos años como un artesano al suyo, y que sin esa dedicación no logrará completar nada de valor. Pero también sabe que la entrega, por sí misma, no garantiza la calidad del resultado, porque la experiencia y la dedicación pueden conducirlo al amaneramiento anquilosado y a la parodia de sí mismo. Y también sabe que lo mejor unas veces es reconocido de inmediato y otras veces es ignorado, y que lo que parecía mejor a veces se desmorona al cabo de muy poco tiempo, y que una extraña justicia tardía alumbra mucho tiempo después, sin compensación posible, al talento verdadero que no brilló en vida.

El desaliento ante las incertidumbres del oficio se acentúa más en tiempos de incertidumbres tan amargas como estos. Es difícil hablar de la perseverancia y el gusto del trabajo en un país en el que tantos millones de personas carecen angustiosamente de él. Es casi frívolo divagar sobre la falta de correspondencia entre el mérito y el éxito en literatura en un mundo donde los que trabajan ven menguados sus salarios mientras los más pudientes aumentan obscenamente sus beneficios, en un país asolado por una crisis cuyos responsables quedan impunes mientras sus víctimas no reciben justicia, donde la rectitud y la tarea bien hecha tantas veces cuentan menos que la trampa o la conexión clientelar; un país donde las formas más contemporáneas de demagogia han reverdecido el antiguo desprecio por el trabajo intelectual y conocimiento.
Aun así, y dejando las responsabilidades de la ciudadanía en el lugar que les corresponde, el único remedio aceptable que conozco contra el desaliento del oficio es el oficio mismo. Escribir poniendo artesanalmente en cada palabra los cinco sentidos. Escribir sin concederse la menor indulgencia. Escribir aceptando y disfrutando la soledad y agradeciendo el entramado de otros oficios fundamentales que lo convierten en uno de los oficios menos solitarios y más colectivos del mundo, como es solitario y colectivo el del músico y el del científico; agradeciendo el oficio del editor, del corrector de pruebas, del traductor, del librero, del crítico, el de otros escritores de los que uno aprende admirándolos, el oficio del que enseña a leer y del que trasmite en un aula el amor por la literatura; agradeciendo el oficio más placentero de todos, que es el del lector. Escribir con el miedo a no tener lectores y con el miedo a perderlos, sobreponiéndose lo mismo a los elogios que a las heridas. Escribir porque a pesar de todas las negaciones y las imposibilidades la escritura, como cualquier oficio, es sobre todo un acto de afirmación. Escribir porque sí.
En 1981 se entregaron por primera vez estos premios y vuestra alteza presidió en ellos su primer acto público. Aún se vivía entonces bajo el trauma sombrío y reciente de una tentativa de golpe de estado. En su discurso de agradecimiento, el poeta José Hierro aludió con alegría y alivio, pero también con plena conciencia del peligro, al “aire de libertad que respiramos”. Ese aire, a pesar de todos los pesares, lo seguimos respirando 32 años después, que constituyen el período más largo de libertad que se ha conocido en la historia entera de nuestro país. Es importante recordar estas cosas ahora, cuando el porvenir parece en muchas cosas tan incierto como entonces. En este tiempo se ha hecho adulta la generación entera que nacía por entonces, que es la de mis hijos. Sus vidas son ya más difíciles de lo que imaginábamos hace sólo unos años, pero es importante recordar que también aquellos tiempos de 1981 nos parecían amenazadores cuando nosotros los vivíamos. Y sin embargo no hemos dejado de respirar el aire de libertad que celebraba José Hierro. Sin esa respiración no habría sido posible la generación literaria a la que yo pertenezco. Incluso nos hemos acostumbrado tanto a ella que corremos el peligro de no saber ya apreciarla. Es nuestra responsabilidad salvar lo que ganamos gracias a que muchas personas hicieron y hacen bien sus oficios, privados y públicos; y también reflexionar con urgencia sobre todos los errores, todas las inercias y descuidos que necesitamos corregir. En esa tarea los oficios de las palabras podrán ser más útiles que nunca.

domingo, 20 de octubre de 2013

   Alice Munro  Nobel de Literatura 2013


La canadiense Alice Munro, galardonada la semana pasada con el Nobel de Literatura 2013, no viajará a Estocolmo para recoger el premio por problemas de salud, informó hoy la Academia Sueca.

"La galardonada con el Nobel de Literatura de este año, Alice Munro, no puede venir a Estocolmo a la ceremonia de entrega en diciembre. Simplemente, su salud no se lo permite", señaló en un comunicado en su blog el secretario permanente de la Academia, Peter Englund.
Englund añadió que todos los involucrados, Munro incluida, lamentan su ausencia, "pero no hay otra opción cuando se trata de motivos de este tipo", añadió.
Munro, de 82 años, fue distinguida con el prestigioso galardón por su condición de "maestra del relato corto contemporáneo", según el fallo.

La escritora canadiense es la decimotercera mujer que gana el premio de Literatura y la única fémina galardonada en los Nobel de este año. El Nobel de Literatura, que el año pasado obtuvo el chino Mo Yan, está dotado con ocho millones de coronas suecas (922.000 euros o 1,3 millones de dólares), al igual que el resto de galardones.
Los premios se entregan cada año el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de su creador -el magnate sueco Alfred Nobel-, en una doble ceremonia: en Oslo, para el de la Paz; en Estocolmo, para los restantes.

viernes, 18 de octubre de 2013

Clara Sánchez, ganadora del premio Planeta 2013 por su novela 'El cielo ha vuelto'

La escritora Clara Sánchez es la ganadora del premio Planeta 2013 por su novela El cielo ha vuelto, mientras que la exministra de Cultura Ángeles González-Sinde ha resultado finalista por su obra El buen hijo.
El premio se ha dado a conocer durante una cena literaria en el Palau de Congressos de Catalunya, a la que asisten casi un centenar de escritores de las muchas editoriales integradas en el Grupo Planeta, además de numerosas personas procedentes del entorno cultural, así como del mundo empresarial, político y social de Catalunya y del resto de España
Clara Sánchez se convierte en la decimocuarta mujer en obtener el Planeta. Es la tercera vez que el jurado elige una pareja de mujeres como ganadoras. Después de tres años de autores masculinos galardonados con el primer premio, todas las apuestas iban este año hacia una ganadora femenina, y el pronóstico se ha cumplido.Clara Sánchez se convierte en la decimocuarta mujer en obtener el Planeta. Es la tercera vez que el jurado elige una pareja de mujeres como ganadoras. Después de tres años de autores masculinos galardonados con el primer premio, todas las apuestas iban este año hacia una ganadora femenina, y el pronóstico se ha cumplido.

domingo, 21 de abril de 2013

Juan Ramón Jiménez

Juan Ramón Jiménez
(1881-1959)


Poeta español y premio Nobel de Literatura. Nació en Moguer
(Huelva), y estudió en la Universidad de Sevilla. Los poemas
de Rubén Darío, el miembro más destacado del modernismo en
la poesía española, le conmovieron especialmente en su juventud.

En 1900 publicó sus dos primeros libros de textos: Ninfeas y
Almas de violeta. Se casó con la que ya sería su compañera ejemplar de
toda la vida, Zenobia Camprubí. En 1936, al estallar la Guerra
Civil española se vio obligado a abandonar España. Estados Unidos,
Cuba y Puerto Rico, fueron sus sucesivos lugares de residencia.
Moriría en este último país, donde recibió ya casi moribundo la
noticia de la concesión del Premio Nobel.
La obra poética de Juan Ramón Jiménez son Poesías
escogidas (1917), Segunda antología poética (1922), Canción (1936)
y Tercera antología (1957)..
Diario de un poeta recién casado (1917), escrito
básicamente durante su viaje a Estados Unidos, donde conoció y se
casó con Zenobia, es uno de los grandes libros de la poesía española.
Contiene ritmos inspirados por el latir del mar, verso libre, prosa,
sugerencias humorísticas e irónicas. El libro supone un canto a la mujer,
el mundo marino y Estados Unidos. Siguen Eternidades (1918), Piedra
y cielo (1919) y uno de los puntos más altos de su poesía, Estación
total, un libro escrito entre 1923 y 1936, aunque no se publique hasta
1946.
Platero y yo (1917), donde funde fantasía y realismo en
las relaciones de un hombre y su asno. Es el libro español traducido
a más lenguas del mundo, junto con Don Quijote de Miguel de Cervantes.


EL VIAJE DEFINITIVO 
Poema
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espiritu errará, nostalgico.

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.


CITAS
    "El hombre es libre, tiene que ser libre. Su primera virtud, su gran hermosura, su gran amor es la libertad."
    "El poeta no es un filósofo, sino un clarividente."
    "En la soledad no se encuentra más que lo que a la soledad se lleva."
    "La poesía es un intento de aproximación a lo absoluto por medio de los símbolos."
    "Lo que más indigna al charlatán es alguien silencioso y digno."
    "Mi libertad consiste en tomar de la vida lo que me parece mejor para mí y para todos; y en darlo con mi vida." "Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado

Poema
Un pájaro, en la lírica calma del mediodía,
    canta bajo los mármoles del palacio sonoro;
sueña el Sol vivos fuegos en la cristalería,
en la frente abre el agua su cantinela de oro.
Es una fiesta clara con eco cristalino:
en el mármol, el pájaro; las rosas, en la fuente;
¡garganta fresca y dura; azul, dulce, arjentino*
temblar, sobre la flor satinada y reciente!
En un ensueño real, voy, colmado de gracia,
soñando, sonriendo, por las radiantes losas,
henchida  el alma de la pura aristocracia
de la fuente, del pájaro, de la luz, de las ramas
Misiva
Querido amigo Juan Ramón
¿Por qué está usted siempre con esa cara de alma en pena? ¡Es usted un egoísta de primera! ¡Caramba! No le da la gana de ver más que lástimas en el mundo. Hasta yo me pongo triste… con que ¡diga usted! Si a usted lo que le pasa es que necesita salirse de la dichosa rutina cariacontecida de su interior. Yo le voy a curar a usted de raíz, pero de raíz. Sálgase de una vez de su cuarto tenebroso (para usted tenebroso, aunque tenga 6 ventanas o un arco voltaico) de la calle Villanueva, y váyase al Escorial, a Moguer y después a la Residencia –pero ¡por Dios enseguida! Y cuando vuelva a Madrid después de haber respirado un poco el aire de campo, yo me encargo de que no le vuelva a dar tristeza. No le voy a dejar parar. ¿Para qué le sirven a usted sus benditos versos? Si fuera verdad que encima de un asno le floreciera el corazón… pase… pero si a usted no le florece el corazón nunca. Si fuera usted un almendro, un peral o siquiera un magnolio… pero si es usted un ciprés, más parado y sombrío que los del Generalife. Déjese de tristezas una temporada y véngase a jugar con todas mis amigas andaluzas y conmigo. Ya sé que se enfada porque le digo que quiero que se enamore de una de mis amigas, lo desdigo. No se enamore usted de ninguna, pero deje que le sacudamos un poco esa tristeza. Sus amigos deben ser todos una serie de lechuzas o no se lo hubieran tolerado a usted. Yo si fuera su hermana… cuando viniera a casa, cogía todos los cojines de la sala y lo estaba bombardeando hasta hacerlo reír.

Anoche no pude terminar mi carta y hoy la concluyo en casa de Josefina. Nos vamos a comprar un par de castañuelas para mandárselas a usted. Acabo también de recibir su carta: “Frater Luna, si en esto estamos desde que lo conocí”. Usted se parece tanto a mi hermano mayor que muchas veces no sé cuál es cuál. Y ¿quién le ha dicho a usted que yo me voy a casar con nadie,
pájaro de mal agüero? ¡En eso estoy yo pensando! ¡Y aquí en España! ¡Enseguida! ¿Por qué no será usted una muchacha, Dios santo? No se vaya usted con Ortega y Gasset, váyase con Jaen o con cualquiera que no sea otro sauce como usted. Póngase a escribir seguidillas, vístase de torero y plántese en la calle de las Sierpes a echarle piropos a todas las inglesas feas que desfilen por allí.

¡Alegrémonos de haber nacido! “Frater Sol.”
Zenobia . 1913.
.

jueves, 11 de abril de 2013


La vejez
Cuando yo llegue a vieja
-si es que llego-
y me mire al espejo
y me cuente las arrugas
como una delicada orografía
de distendida piel.
Cuando pueda contar las marcas
que han dejado las lágrimas
y las preocupaciones,
y ya mi cuerpo responda despacio
a mis deseos,
cuando vea mi vida envuelta
en venas azules,
en profundas ojeras,
y suelte blanca mi cabellera
para dormirme temprano
-como corresponde-
cuando vengan mis nietos
a sentarse sobre mis rodillas
enmohecidas por el paso de muchos inviernos,
sé que todavía mi corazón
estará -rebelde- tictaqueando
y las dudas y los anchos horizontes
también saludarán
mis mañanas.
                                                                                                    Gioconda Belli





domingo, 7 de abril de 2013


                Nunca fuí a granada


«¡Qué lejos por mares, campos y montañas!
Ya otros soles miran mi cabeza cana.
Nunca fui a Granada.Mi cabeza cana, los años perdidos.
Quiero hallar los viejos, borrados caminos.
Nunca vi Granada.
Dadle un ramo verde de luz a mi mano.
Una rienda corta y galope largo.
Nunca entré en Granada.
¿Qué gente enemiga puebla sus adarves?
¿Quién los claros ecos libres de sus aires?      
Nunca fui a Granada.


¿Quién hoy sus jardines aprisiona y pone

«¡Qué lejos por mares, campos y montañas!
Ya otros soles miran mi cabeza cana.


Nunca fui a Granada.Mi cabeza cana, los años perdidos.
Quiero hallar los viejos, borrados caminos.
Nunca vi Granada.
Dadle un ramo verde de luz a mi mano.
Una rienda corta y galope largo.
Nunca entré en Granada.
¿Qué gente enemiga puebla sus adarves?
¿Quién los claros ecos libres de sus aires?      
Nunca fui a Granada.
cadenas al habla de sus surtidores?
Nunca vi Granada.
Venid los que nunca fuisteis a Granada.
Hay sangre caída, sangre que me llama.
Nunca entré en Granada.
Hay sangre caída del mejor hermano.
Sangre por los mirtos y aguas de los patios.
Nunca fui a Granada.
Del mejor amigo, por los arrayanes.
Sangre por el Darro, por el Genil sangre.
Nunca vi Granada.
Si altas son las torres, el valor es alto.
Venid por montañas, por mares y campos.
Entraré en Granada.»
     
                                                                                                                Rafalel Alberti


(Tomado de «Balada del que nunca fue a Granada »,

 Poesía a la mujer



jueves, 4 de abril de 2013


HUAPANGO TORERO.


Toro, toro, toro...
Mientras que las vaquillas, !so¡
en el tentadero, única y nada más,
nada más pa' los toreros.
Por fuera del redondel,
por cierto de piedras hecho;

sentado llora un chiquillo,
sentado llora en silencio.

Con su muletilla enjuga
sus lágrimas de torero,
con su muletilla enjuga
sus lágrimas de torero.

La noche cae en silencio,
la luna cuelga, cuelga allá lejos;
se empiezan a acomodar

las estrellas en el cielo.
Y rumbo hacia los corrales,
se ve al chiquillo que va resuelto,
él quiere torear un toro,
su vida pone por precio.

Silencio...
los caporales están durmiendo,  
los toros, los toros en los corrales
andan inquietos.

Un capote en la coche
a la luz de la luna quiere torear.
Silencio...

De pronto la noche hermosa
ha visto algo y está llorando;
palomas, palomas blancas
vienen del cielo, vienen bajando.

Mentira, si son pañuelos,
pañuelos blancos llenos de llanto,
que caen como blanca escarcha
sobre el chiquillo que ha agonizado.

Toro, toro asesino,
ojalá te lleve el diablo.
Toro, toro asesino,
ojalá te lleve el diablo.
Silencio...
Los caporales están llorando

                                                                              Lola Beltrán


Hola Manoli poco a poco iremos haciendo el camino y nosotras no nos vamos a rendir. Un beso

martes, 2 de abril de 2013

El Papa, en su primer Ángelus: "El Señor nunca se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos"

"El Señor tiene una gran capacidad para olvidar, para perdonar", ha dicho este domingo el Papa durante una misa que ha oficiado en la parroquia de Santa Ana del Vaticano antes de su primer Ángelus antes miles de personas congregadas en la plaza de San Pedro, donde ha reiterado que somos nosotros quienes nos olvidamos de perdonas, a diferencia del Señor, que no se cansa "nunca". Noticia de acualidad